Distintas aves



Por fin estaban de vacaciones. Después de trabajar todo el año, cualquier descanso, en cualquier sitio, era un milagro. Tumbados en un chiringuito a la orilla del mar, echados cada uno en su tumbona, atardecía y empezaba a refrescar.

—Mira, una cría de cigüeña —dijo Ana.

—No es una cría de cigüeña, no empecemos con las indirectas. Sabes que es una gaviota adulta. ¡Qué bien se está aquí, qué calma! —respondió Carlos.

—Sí, se está muy bien. No sé si has podido pensar en lo que hablamos el otro día.

—Bueno, tú tampoco lo tenías muy claro, ¿no? —respondió Carlos revolviéndose en su tumbona.

—Yo sí lo tengo claro. Ya te lo dije. Además, la casa no es problema, tenemos una habitación de sobra.

—Pensé que había quedado un poco en el aire.

—A mí no me importaría…

—Vale, pues lo vemos.

—No te hace ninguna ilusión, ¿verdad? —preguntó Ana.

—¿No podemos estar un rato tranquilos?

—Vale, pues lo dejamos estar —respondió Ana intentando aparentar indiferencia.

El camarero del chiringuito se acercó por si les apetecía tomar algo. Carlos pidió un mojito y Ana, un güisqui doble sin hielo.

—¿Desde cuándo bebes güisqui solo?, y además lo pides sin hielo. ¿Quién bebe eso en una playa?

—¿Te hago pasar vergüenza? —dijo Ana.

—No empieces, por favor. No me da vergüenza, pero sé que te has pedido el güisqui para fastidiarme, para que me quede claro que no estás bien.

Ambos se mantuvieron en silencio hasta que el camarero volvió con las bebidas y le dio a cada uno lo que había pedido.

—¿Quieres qué me beba yo el güisqui? —preguntó Carlos.

—No hace falta. Yo estoy bien, muy bien.


Rosa María Hontoria

Comentarios

  1. Me gusta tu relato. Principio de un posible divorcio, jijijiji

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  2. Muy bueno, me ha gustado la profundidad y lo dinámico del texto. Engancha.

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    1. Gracias Guillermo. He pretendido utilizar la técnica del Iceberg de Hemingway.😃

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